Día Viernes, 17 de Octubre de 2025
RESIDUOS
La problemática de las toallitas húmedas en el WC suponen un desafío para las redes de alcantarillado
Las toallitas húmedas, aunque convenientes para el uso diario, están generando un problema significativo en las redes de alcantarillado y sistemas de saneamiento en todo el mundo. Tirarlas al inodoro provoca atascos, daños en las tuberías y costosas reparaciones. Periódicamente APEMSA debe contratar los servicios de unos buzos para la limpieza y mantenimiento de la Estación de Bombeo de Aguas Residuales ubicada en la Plaza de la Noria, atascada por estos productos. La profundidad y la compleja dificultad -con escasa visibilidad- hace imposible usar otros medios para su limpieza. Y a ello hay que añadir los numerosos casos de atascos en la vía pública que se generan cada ejercicio.
La costumbre de arrojar a los inodoros las toallitas de bebé, el papel higiénico húmedo, los bastoncillos y las compresas, bien por comodidad o por desconocimiento, está causando estragos en nuestras viviendas, en la red de saneamiento y en la propia EDAR Las Galeras. Porque el váter no es una papelera. Pese a las campañas que se hacen periódicamente, las empresas de agua de todo el planeta se encuentran con el mismo problema: crece la costumbre de arrojar al inodoro toallitas, bastoncillos y otros productos de higiene personal que no son biodegradables, lo que puede provocar no solo atascos en la vía pública, como ha sido el caso, sino en las cañerías de los hogares. Cuando las toallitas de un solo uso se tiran al retrete, suele producirse el taponamiento de la conexión de la vivienda con la red de alcantarillado, lo que impide que salga el agua residual al exterior. El problema principal es que ésta puede revertir hacia el interior y salir de nuevo por el inodoro.
Las toallitas húmedas comenzaron a comercializarse hace unos veinte años para los bebés, ya que son muy prácticas a la hora de cambiarles los pañales. Actualmente han evolucionado e incluso han aparecido en el mercado como sustituto o complemento del papel higiénico. Y una vez usadas, acabamos tirándolas -casi siempre- al inodoro. Esta práctica ha ido paralela al aumento de los atascos en edificios, redes de saneamiento y en la propia planta depuradora. Cada poco tiempo, aparece uno de los monstruos de las alcantarillas, formado por las toallitas que se tiran al váter sin tener en cuenta qué pasa luego.
Los ciudadanos tenemos que tener claro que las toallitas húmedas no se deshacen al entrar en contacto con el agua. Están elaboradas con un material denominado "tejido no tejido", que se obtiene con la compactación de fibras mediante diferentes sistemas, sin necesidad de cosido. Esas fibras se separan cuando se tiran al váter. Una vez en la red, vuelven a unirse y crean grandes madejas.
Podemos vivir sin ellas, pero las consumimos por toneladas. Lo que pagamos al comprarlas es lo de menos. En cuanto las toallitas húmedas terminan en el váter, empiezan a costarnos miles de euros en depuración de aguas. Una factura que pagamos entre todos los portuenses. Parece que se trata de un problema generacional. Precisamente son los colegios de la Ciudad los que tienen mayores problemas de atascos por el uso de toallitas. Todo el esfuerzo humano y económico que ha realizado la Empresa Municipal de Aguas de El Puerto y por tanto, todos los portuenses, para modernizar la red de saneamiento se está poniendo en peligro por esta costumbre.
En 2024, hasta las Galeras llegaron 282 Toneladas de residuos sólidos; la práctica mayoría: toallitas, bastoncillos, compresas, preservativos etc. Además, las toallitas también pueden acabar en el río y en el mar. Cuando se producen fuertes lluvias, se emplean los aliviaderos para que no se acumule en las calles. Incluso hay pescadores que indican que encuentran toallitas en sus redes.
Precisamente APEMSA ha adquirido cuatro nuevos camiones del servicio para la limpieza y desatasco del alcantarillado que presta la empresa municipal a través de su subcontrata -Aguas de las Galeras- en El Puerto de Santa María. Se trata de cuatro equipamientos de última generación, con importantes mejoras que redundarán en una mejor asistencia a la Ciudad. Estos vehículos han demostrado una alta eficacia en su labor, sobre todo en los atascos provocados por las toallitas higiénicas.
Parece que, en cierta manera, los grandes fabricantes se van concienciando. Muchos incluyen ya indicativos en los envases en los que se deja claro que las toallitas no se pueden arrojar al váter. Ahora hay que empezar a concienciar a la población, que se había acostumbrado a tirarlas por el inodoro.
Obviamente, este no es un problema que afecta únicamente a El Puerto, sino que se hace extensivo a todo el mundo. Precisamente, desde Europa ya se aboga por que los países pongan en marcha cambios legislativos y normas técnicas para prohibir la venta de toallitas húmedas, productos de aseo personal o sanitarios que se presenten como desechables y no son biodegradables. No vale para nada que el proceso de un producto biodegradable dure años, porque su desaparición tiene que ser en las pocas horas que está en la red. Como curiosidad, en enero pasado la junta de Andalucía tuvo que retirar del río Guadalquivir una isla flotante de toallitas higiénicas.
Por todo esto y confiando en la disposición cívica de todos los vecinos de la Ciudad, APEMSA hace un llamamiento para que los ciudadanos vuelvan a dar muestras del mismo comportamiento solidario y ecológico que promulgan con el reciclaje, y con un simple gesto -arrojar toallitas, compresas y cualquier otro producto de difícil descomposición a la basura-, contribuyan a la conservación y buen funcionamiento de la red de saneamiento de nuestra ciudad.

Las toallitas húmedas, aunque convenientes para el uso diario, están generando un problema significativo en las redes de alcantarillado y sistemas de saneamiento en todo el mundo. Tirarlas al inodoro provoca atascos, daños en las tuberías y costosas reparaciones. Periódicamente APEMSA debe contratar los servicios de unos buzos para la limpieza y mantenimiento de la Estación de Bombeo de Aguas Residuales ubicada en la Plaza de la Noria, atascada por estos productos. La profundidad y la compleja dificultad -con escasa visibilidad- hace imposible usar otros medios para su limpieza. Y a ello hay que añadir los numerosos casos de atascos en la vía pública que se generan cada ejercicio.
La costumbre de arrojar a los inodoros las toallitas de bebé, el papel higiénico húmedo, los bastoncillos y las compresas, bien por comodidad o por desconocimiento, está causando estragos en nuestras viviendas, en la red de saneamiento y en la propia EDAR Las Galeras. Porque el váter no es una papelera. Pese a las campañas que se hacen periódicamente, las empresas de agua de todo el planeta se encuentran con el mismo problema: crece la costumbre de arrojar al inodoro toallitas, bastoncillos y otros productos de higiene personal que no son biodegradables, lo que puede provocar no solo atascos en la vía pública, como ha sido el caso, sino en las cañerías de los hogares. Cuando las toallitas de un solo uso se tiran al retrete, suele producirse el taponamiento de la conexión de la vivienda con la red de alcantarillado, lo que impide que salga el agua residual al exterior. El problema principal es que ésta puede revertir hacia el interior y salir de nuevo por el inodoro.
Las toallitas húmedas comenzaron a comercializarse hace unos veinte años para los bebés, ya que son muy prácticas a la hora de cambiarles los pañales. Actualmente han evolucionado e incluso han aparecido en el mercado como sustituto o complemento del papel higiénico. Y una vez usadas, acabamos tirándolas -casi siempre- al inodoro. Esta práctica ha ido paralela al aumento de los atascos en edificios, redes de saneamiento y en la propia planta depuradora. Cada poco tiempo, aparece uno de los monstruos de las alcantarillas, formado por las toallitas que se tiran al váter sin tener en cuenta qué pasa luego.
Los ciudadanos tenemos que tener claro que las toallitas húmedas no se deshacen al entrar en contacto con el agua. Están elaboradas con un material denominado "tejido no tejido", que se obtiene con la compactación de fibras mediante diferentes sistemas, sin necesidad de cosido. Esas fibras se separan cuando se tiran al váter. Una vez en la red, vuelven a unirse y crean grandes madejas.
Podemos vivir sin ellas, pero las consumimos por toneladas. Lo que pagamos al comprarlas es lo de menos. En cuanto las toallitas húmedas terminan en el váter, empiezan a costarnos miles de euros en depuración de aguas. Una factura que pagamos entre todos los portuenses. Parece que se trata de un problema generacional. Precisamente son los colegios de la Ciudad los que tienen mayores problemas de atascos por el uso de toallitas. Todo el esfuerzo humano y económico que ha realizado la Empresa Municipal de Aguas de El Puerto y por tanto, todos los portuenses, para modernizar la red de saneamiento se está poniendo en peligro por esta costumbre.
En 2024, hasta las Galeras llegaron 282 Toneladas de residuos sólidos; la práctica mayoría: toallitas, bastoncillos, compresas, preservativos etc. Además, las toallitas también pueden acabar en el río y en el mar. Cuando se producen fuertes lluvias, se emplean los aliviaderos para que no se acumule en las calles. Incluso hay pescadores que indican que encuentran toallitas en sus redes.
Precisamente APEMSA ha adquirido cuatro nuevos camiones del servicio para la limpieza y desatasco del alcantarillado que presta la empresa municipal a través de su subcontrata -Aguas de las Galeras- en El Puerto de Santa María. Se trata de cuatro equipamientos de última generación, con importantes mejoras que redundarán en una mejor asistencia a la Ciudad. Estos vehículos han demostrado una alta eficacia en su labor, sobre todo en los atascos provocados por las toallitas higiénicas.
Parece que, en cierta manera, los grandes fabricantes se van concienciando. Muchos incluyen ya indicativos en los envases en los que se deja claro que las toallitas no se pueden arrojar al váter. Ahora hay que empezar a concienciar a la población, que se había acostumbrado a tirarlas por el inodoro.
Obviamente, este no es un problema que afecta únicamente a El Puerto, sino que se hace extensivo a todo el mundo. Precisamente, desde Europa ya se aboga por que los países pongan en marcha cambios legislativos y normas técnicas para prohibir la venta de toallitas húmedas, productos de aseo personal o sanitarios que se presenten como desechables y no son biodegradables. No vale para nada que el proceso de un producto biodegradable dure años, porque su desaparición tiene que ser en las pocas horas que está en la red. Como curiosidad, en enero pasado la junta de Andalucía tuvo que retirar del río Guadalquivir una isla flotante de toallitas higiénicas.
Por todo esto y confiando en la disposición cívica de todos los vecinos de la Ciudad, APEMSA hace un llamamiento para que los ciudadanos vuelvan a dar muestras del mismo comportamiento solidario y ecológico que promulgan con el reciclaje, y con un simple gesto -arrojar toallitas, compresas y cualquier otro producto de difícil descomposición a la basura-, contribuyan a la conservación y buen funcionamiento de la red de saneamiento de nuestra ciudad.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.218