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Redacción
Lunes, 28 de Octubre de 2024 Tiempo de lectura:
EDITORIAL

Halloween VS Fieles Difuntos y Todos los Santos

 

[Img #12669]En los últimos años, muchas ciudades españolas han sido testigos de una creciente tensión entre las tradiciones religiosas arraigadas y la influencia de celebraciones importadas, como Halloween. El Puerto de Santa María no es una excepción ni esconde sus profundos vínculos con la Fe Cristiana. Cada 1 y 2 de noviembre, Festividad de Todos los Santos y Los Fieles Difuntos, respectivamente, recuerdan a los ciudadanos la importancia de honrar a sus seres queridos fallecidos y al Santoral, con ritos religiosos que invitan a la reflexión y al recogimiento y a la comunión de las familias. Sin embargo, esta solemnidad se ve cada vez más compartida, e incluso desplazada en algunos contextos, por la creciente popularidad de Halloween, una celebración pagana que ha calado profundamente en las generaciones más jóvenes.

 

Los Fieles Difuntos es una de las tradiciones más antiguas de la Iglesia Católica, cuando la orden benedictina comenzó a conmemorar a las almas del purgatorio. Todos los Santos se conmemora desde mucho antes aún, pues fue el Papa Gregorio III, que durante su tiempo de pontífice (731-741) consagró una capilla en la Basílica de San Pedro en honor de todos los Santos. En España, estas festividades han estado tradicionalmente marcada por visitas al cementerio, misas especiales y el encendido de velas para guiar el alma de los fallecidos hacia el descanso eterno. También por la repostería plagada de huesos de santo y buñuelos para comer con y sin hambre.

 

Halloween, por su parte, parece tener un origen celta, como una celebración en la que se creía que los muertos podían regresar al mundo de los vivos. Sin embargo, la versión moderna de Halloween que conocemos hoy, impulsada principalmente por la influencia estadounidense, se ha transformado en una fiesta lúdica y comercial, caracterizada por disfraces, dulces y sustos, muy alejada de su significado original.

 

En El Puerto, la coexistencia de estas dos festividades plantea un dilema: ¿cómo encontrar un equilibrio entre el respeto por las tradiciones cristianas y la creciente aceptación de una fiesta más laica y comercial como Halloween? Mientras que las Festividades de los Fieles Difuntos y Todos los Santos se vive como una ocasión íntima y espiritual, Halloween es más festivo y desenfadado, atrayendo a las familias y a los jóvenes que ven en ella una oportunidad para disfrutar de algo diferente con los gritos de “¿Truco o trato?”, o “trick or treat?”.

 

La clave del debate está en cómo se perciben ambas celebraciones. Para muchas personas mayores y fieles católicos, Halloween representa una trivialización de la muerte y una pérdida de las raíces culturales. Sienten que la popularización de esta fiesta pagana en los medios y en los comercios está desplazando el significado profundo de los días dedicados a los muertos. Sin embargo, para la juventud, Halloween es simplemente una excusa para divertirse y disfrazarse, sin ningún tipo de trasfondo religioso o espiritual.

 

Un equilibrio entre lo cristiano y lo pagano se da de facto pues hay quien conmemora las dos citas: los hay de llenan su casa de telarañas y artrópodos varios, calabazas e imágenes de brujas o zombis para regocijo propio o de hijos o nietos y al día siguiente se disponen a cargar flores para honrar en camposanto al padre o abuelo desaparecidos y regresar a casa después para terminarse de una tacada las golosinas con forma de ojos sanguinolentos y dulces que parecen piezas de un puzle humano desmembrado que sobraron de la jornada anterior.

 

Los hay que ni fu ni fa y los hay de una cosa y de la otra. Y un último grupo, que despierta a este medio mucha simpatía, pues el adorno único que hay en su casa es un cartel a la entrada que reza “¡A Halloween, que le den calabazas”, comen huesos de santo y honran a los suyos sin trucos!

 

Lo deseable es que se vendan muchas flores, disfraces, repostería tradicional y golosinas sangrientas. Y que la gente salga a la calle y gaste, que al fin y al cabo será dinero que se queda en su tierra. ¿A que así sí hay trato?

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